Ese es el caso de los tomates confitados.
El único inconveniente que tienen es la demora en el horno.
Pero: ¿que trabajo nos insume poner la asadera en el horno e ir a mirar una peli con aire acondicionado, o relajarnos un largo rato en un baño de inmersión, o postear una entrada en el blog mientras el horno hace su trabajo? Ninguno!
Por eso, no hay excusa para no probarlos, y tener unos siempre a mano, para disfrutar en cualquier preparación que se nos ocurra: tarta, pastas, empanadas, sandwiches... lo que quieran, no hay límites.
Esta vez, viendo los tomates de Agus de Ponete el delantal, me decidí y confité los mios para unas empanaditas gourmet que comimos en Navidad y Año Nuevo. Proximamente la receta.