Pero cuando las condiciones de la cocina, el clima y el presupuesto lo requieren, el ingenio (y google) hacen magia.
Día de lluvia, país extranjero, utensilios de cocina que se reducen a lo mínimo imprescindible y como artefacto de cocina un hornito eléctrico, hicieron más que necesario recurrir a una receta más que básica.
Cinco ingredientes que se consiguen en cualquier almacén, un bol, unos cubiertos y una taza, et violà, scones express para tomar el mate.
Obviamente un kilo de harina rinde para muchas preparaciones.
Entonces, unos días después, decidimos que era hora de hacer la pizza casera de la abuela. Esta vez, google y 3 ingredientes fueron la respuesta.
La abuela no dejó herencia de recetas, pero sí el recuerdo de verla amasar pizza en un periquete: blancaflor, sal y aceite (todo a ojo) era su proporción.
Como para mí el "a ojo" puede hacer desastres, google fue mi aliado para redescubrir una receta de pizza que deberíamos hacer todos y no comprar más al delivery!